Las blockchains de capa 1 (L1) constituyen los protocolos esenciales que sustentan numerosas criptomonedas. Actúan como legisladores y garantes para los proyectos cripto, definiendo los estándares para el procesamiento, la verificación y el registro de transacciones en un libro mayor público. Las blockchains de capa 1 suelen describirse como la “planta baja” o “capa base” de la arquitectura de una criptomoneda, ya que incluyen todos los elementos fundamentales para su operatividad.
Estos protocolos resultan imprescindibles para preservar la descentralización de las criptomonedas y, al mismo tiempo, ofrecer un sistema estructurado y seguro para las transacciones entre particulares. Permiten que las criptomonedas funcionen sin la intervención de una autoridad central.
Las blockchains de capa 1 se basan en mecanismos de consenso, algoritmos que generan confianza y acuerdo entre los operadores de nodos descentralizados. Los dos mecanismos de consenso más extendidos son:
Proof-of-Work (PoW): Utilizado por criptomonedas como Bitcoin, donde los ordenadores compiten resolviendo complejos problemas matemáticos para validar transacciones y añadir nuevos bloques a la cadena.
Proof-of-Stake (PoS): Implementado por redes como Ethereum y Solana, donde los operadores de nodos bloquean (hacen staking de) criptomonedas para optar a validar transacciones.
Estos sistemas incentivan a los operadores de nodos mediante recompensas en la criptomoneda nativa de la red por su papel en la protección de la integridad de la blockchain. Además, las blockchains L1 aplican distintas medidas de seguridad, como el “slashing” en PoS o las confirmaciones múltiples en PoW, para prevenir conductas maliciosas y asegurar la validez de las transacciones.
Varias criptomonedas de referencia emplean blockchains de capa 1:
Cada una de estas blockchains L1 presenta particularidades y ventajas propias, cubriendo distintas necesidades dentro del ecosistema cripto.
Pese a su relevancia, las blockchains de capa 1 se enfrentan a varios retos:
La comunidad de desarrolladores trabaja activamente en soluciones para estas limitaciones, como el sharding para mejorar la escalabilidad o los protocolos de comunicación entre blockchains para favorecer la interoperabilidad.
Con la evolución del ecosistema cripto, surgió el concepto de protocolos de capa 2 (L2) para superar algunas limitaciones de las blockchains L1:
Las soluciones L2 aprovechan la seguridad de las L1 consolidadas, ofreciendo transacciones más rápidas y comisiones más bajas. Estos protocolos L2 suelen contar con sus propios tokens, distintos de las monedas nativas de las blockchains de capa 1.
Las blockchains de capa 1 son el cimiento fundamental del ecosistema cripto, aportando la infraestructura clave para transacciones seguras y descentralizadas. Aunque la escalabilidad y la interoperabilidad siguen siendo desafíos, los avances en tecnologías L1 y L2 impulsan de forma constante la evolución del sector blockchain. Comprender el funcionamiento y la relevancia de las blockchains de capa 1 es esencial para quienes desean dominar los fundamentos de las criptomonedas y su potencial transformador en el ámbito financiero y tecnológico.
Las blockchains de capa 1 son redes base como Bitcoin y Ethereum. Las soluciones de capa 2 se construyen sobre ellas para optimizar la escalabilidad y reducir las comisiones, aunque suelen ofrecer menor seguridad.
Ethereum es una blockchain de capa 1. Proporciona la infraestructura esencial para contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas, sobre la que se desarrollan soluciones de capa 2 para ampliar su escalabilidad.
Solana es una blockchain de capa 1. Ejecuta y valida sus propias transacciones en la red principal.
Ethereum se considera en general la mejor blockchain de capa 1 por sus avanzadas capacidades para contratos inteligentes, su amplia comunidad de desarrolladores y su transición exitosa a Proof of Stake. No obstante, Bitcoin sigue siendo el referente en seguridad y en función de reserva de valor.